Rinoplastia
¿En qué consiste?
La rinoplastia es la cirugía que nos permite modificar la forma o el tamaño de la nariz para conseguir un rostro más armónico y resaltar o mejorar la belleza facial.
La nariz es la parte central de la cara, y, junto con las mejillas y los ojos, forman una de las partes más importantes de la estética facial.
La rinoplastia es una de las cirugías más demandadas hoy en día a nivel facial, y, aunque es una intervención técnicamente exigente, la rinoplastia abierta nos ha permitido visualizar las estructuras sobre las que trabajamos (hueso y cartílagos) y ser más precisos en nuestros resultados.
La nariz se puede aumentar o disminuir.
La mayor parte de los pacientes que acuden para someterse a una rinoplastia lo hacen con el objetivo de reducir el tamaño de la nariz, el dorso nasal, reducir o elevar la punta de la nariz o estrechar la pirámide nasal, siempre de una manera natural sin dar aspecto de «nariz operada».
Desde hace años las cirugías estéticas de la nariz son cada vez menos invasivas y más conservadoras con la resección de hueso y cartílagos. Esto es lo que nos permite conseguir resultados más naturales en la rinoplastia.
Es muy importante que el paciente tenga claro qué le gustaría mejorar o modificar en su nariz y pueda transmitírselo al cirujano.
Esta es la mejor forma de que podamos saber las expectativas del paciente e informarle de los resultados que podemos conseguir en cada caso concreto.
La cirugía que mejora la forma y corrige la función respiratoria en aquellos casos en los que el paciente no respira adecuadamente se denomina rinoseptoplastia.
El consumo de tabaco disminuye el aporte de vascularización a los tejidos y aumenta el riesgo de complicaciones.
Por ello recomendamos a nuestros pacientes que suspendan el consumo de tabaco un mes antes y un mes después de la cirugía para disminuir el riesgo de complicaciones.
Los fumadores tienen un riesgo aumentado de problemas de cicatrización.
La cirugía
Cuando el paciente está dormido, se infiltra la nariz con una solución anestésica que permite realizar la cirugía sin apenas sangrado y facilita, por tanto, visualizar adecuadamente todas las estructuras nasales.
La rinoplastia abierta comienza con una incisión en la columela, el puente de piel que separa ambas fosas nasales.
Tras exponer las estructuras nasales, realizando la disección por debajo de la fina lámina que cubre los cartílagos (pericondrio) y huesos (periostio), el trabajo se realiza en los cartílagos y huesos propios lo cual nos permite modificar la forma y el tamaño de la nariz.
En algunos casos se utilizan los propios cartílagos como injertos para mejorar la forma del esqueleto cartilaginoso, lo cual se traducirá en una mejoría estética de la nariz.
Estos injertos pueden ser tomados del tabique nasal, o, en casos en los que el tabique no es suficiente, puede ser necesario emplear cartílago auricular o costal.
En algunos pacientes es necesario realizar un tratamiento funcional cuando el tabique está desviado, lo cual puede originar problemas respiratorios e igualmente puede hacer que la nariz tenga una apariencia desviada.
Los cartílagos se modelan mediante finas suturas que mantendrán la forma y que sujetarán los injertos de cartílago cuando éstos sean necesarios para conseguir mejorar la forma de la nariz.
La parte final de la cirugía consiste en la fractura de los huesos propios de la nariz, lo cual nos permite estrechar la pirámide nasal y obtener un resultado armónico del dorso óseo y cartilaginoso, así como con la punta nasal.
La fractura de los huesos propios puede realizarse de manera convencional empleando un fino escoplo o mediante el piezotomo, herramienta que emplea los ultrasonidos para realizar la fractura ósea y limar los huesos propios (rinoplastia ultrasónica).
En algunos casos puede ser necesario reducir el tamaño de las narinas, los orificios nasales, si éstos son demasiado grandes o anchos en proporción a la estructura del resto de la nariz.
Esto deja una pequeña cicatriz en la base de las fosas nasales que pasa habitualmente desapercibida con el paso de las semanas.
La incisión realizada en la columela se sutura al final de la intervención una vez readaptada la piel a la estructura y forma que hemos conseguido con la rinoplastia.
Al finalizar la cirugía se colocan unos tapones nasales que ayudan a contener el sangrado y estabilizan el tabique nasal en su posición correcta.
Igualmente, estos tapones comprimen la mucosa nasal interna que, tras la cirugía, está inflamada.
Se coloca también una férula en el dorso de la nariz que nos ayuda a estabilizar la pirámide nasal tras realizar las fracturas u osteotomías de los huesos propios nasales.
La rinoplastia cerrada emplea incisiones por dentro de la nariz para modificar las estructuras descritas. Esta técnica la empleamos en menos casos porque no nos permite una visualización tan precisa como la rinoplastia abierta.
Preguntas habituales
Duración de la intervención
La rinoplastia tiene una duración variable entre 3 y 4 horas. En algunos casos más complejos la duración puede ser mayor
Anestesia
La rinoplastia se realiza con anestesia general y requiere una noche de ingreso en el hospital.
Nuestros anestesistas están altamente especializados en las intervenciones que realizamos por lo que la sensación a la hora de dormirse y despertarse será agradable y placentera.
Hospitalización
El paciente permanecerá en el hospital una noche.
Recuperación
Al día siguiente de la intervención, en el momento del alta, le proporcionaremos un informe en el que se detalla la medicación que debe tomar para tener la menor molestia posible y facilitar una buena recuperación postoperatoria.
La rinoplastia no es una intervención dolorosa.
Los tapones que se colocan al finalizar la cirugía se retiran entre las 24 y las 72h según el tipo de cirugía que se haya realizado.
La férula y los puntos que se dan en la piel en la rinoplastia abierta, se retiran entre los 7 y los 10 días tras la cirugía.
Si bien en el momento que se retira la férula ya se puede apreciar el cambio de forma de la nariz, la inflamación tardará tiempo en desaparecer. Durante los primeros días es frecuente, tanto la inflamación como la aparición de hematomas debajo de los ojos.
Los pacientes podrán realizar trabajos que no requieran esfuerzo físico a partir de los 3-4 días de la cirugía si bien será necesario esperar hasta el mes para realizar esfuerzos físicos o practicar deporte.
Es recomendable no usar gafas durante el primer mes después de la cirugía. Igualmente, no es recomendable sonarse la nariz durante el primer mes. Para la limpieza nasal se pueden lavar las fosas nasales con suero salino fisiológico.
Se recomienda no tomar el sol o restringir la exposición solar y usar factor de protección solar 50+ durante los tres primeros meses después de la rinoplastia.
En torno al mes de la rinoplastia, ya se puede apreciar el cambio de forma, aunque aún quedarán varios meses para que disminuya la inflamación y la piel se vaya adaptando a la forma que hemos conseguido con la cirugía.
El resultado definitivo de la rinoplastia se aprecia en torno al año de la cirugía.
La rinoplastia es una intervención quirúrgica segura. Las complicaciones tras una rinoplastia son poco frecuentes. Puede haber un sangrado mayor de lo habitual y puede haber infecciones, ambas poco frecuentes.
Como en todas las cirugías estéticas puede que el resultado no sea el esperado por el paciente, lo cual, en algunos casos, puede implicar la necesidad de una reintervención que nos permita modificar alguna de las partes de la anatomía nasal.