La cesárea es una intervención quirúrgica mediante la cual se saca al bebe del vientre materno realizando una incisión en la parte baja del abdomen.
Las cesáreas suelen realizarse cuando no es posible que el bebe salga vía vaginal o cuando surge alguna circunstancia que requiere urgencia para sacar al recién nacido.
La cicatriz de la cesárea se localiza en la parte baja entre el abdomen y el pubis y suele medir en torno a 10 cm. Para llegar hasta el útero es necesario “abrir” varias capas del abdomen.
Tras sacar al bebe, el ginecólogo realiza una sutura de todas las capas hasta llegar a la piel.
Las capas más superficiales incluyen la piel, la grasa, la “fascia superficialis” y los músculos rectos anteriores del abdomen.
De cara a conseguir una buena cicatriz que no quede hundida o “adherida” es importante suturar cada una de estas capas de forma que la cicatriz final quede plana y no haya piel redundante encima de la cicatriz y que ésta quede hundida.
Tras la cesárea es importante cuidar adecuadamente la cicatriz empleando un antiséptico las primeras semanas.
A partir del mes es recomendable usar parches de silicona sobre la cicatriz para ayudar a evitar cicatrices hipertróficas o queloides.
Igualmente es importante utilizar factor de protección solar en la cicatriz para evitar que ésta se pigmente y quede oscura.
Si a pesar de todas estas medidas la cicatriz quedara hundida o adherida, circunstancia que implica que quede un exceso de piel por encima de a cicatriz hundida, es posible corregirla pasados 6 meses desde la cesárea. Muchas pacientes acuden a nuestra consulta para corregir cicatrices que perciben con cierta ropa o trajes de baño.
Si además de corregir la cicatriz la paciente se plantea mejorar estéticamente el abdomen ( abdominoplastia o lipoabdominoplastia), es aconsejable esperar 1 año para tener tiempo suficiente para que la musculatura y los tejidos que han experimentado cambios durante el embarazo, alcancen su estado definitivo.
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